Dios oye nuestra oración

(1Jn 5:16-17)

Buenos días hermanos. Hace dos domingos hemos empezado reflexionando sobre las dos certezas centrales de un hijo de Dios. Hemos visto, que Juan quiere, que tengamos seguridad en la vida espiritual, sobre todo, que como hijos de Dios tenemos la vida eterna y segundo que Dios oye nuestra oración.

El hermano Juan Antonio ha dado más énfasis los dos domingos pasados sobre el tema de la oración y porque Dios a veces no responde a nuestras oraciones.

Para que tengamos otra vez presente el texto bíblico y el contexto del tema de hoy, leemos otra vez los versículos 14 al 17 del capítulo 5 de 1ra carta de Juan.

14 Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.

15 Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.

16 Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él.

17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte.

Dios oye nuestra oración

En los versículos 14 y 15 vemos claramente, que Dios oye nuestras oraciones. Sus oídos están abiertos y él quiere que sus hijos clamen, que nosotros abramos totalmente nuestros corazones y que usemos este acceso libre y directo a Dios. Así nos enseña también Hebreos 10:22: “Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe” Tenemos confianza en Jesucristo y la certeza que Dios oye nuestra oración y responde. Pero para que nuestras oraciones puedan ser respondidas, tienen que corresponder con la voluntad de Dios. El problema es, que sus caminos son más altos que las nuestros, y que a veces no entendemos cuando Él no nos da lo que pedimos. Pero al mismo tiempo sabemos que sus planes para nuestra vida no pueden ser superados.

Estábamos reflexionando también sobre la pregunta ¿Cómo oro para que mis oraciones estén bajo la voluntad de Dios y sean respondidas? Les he entregado una lista de oraciones de la biblia de las cuales sabemos, que están bajo la voluntad de Dios. ¿Hay algunas personas que están usando esta lista? ¿Tiene alguien un testimonio de cómo Dios estaba respondiendo? ¿Alguien encontró otras oraciones en la biblia que están de acuerdo a la voluntad de Dios?

A veces vemos las respuestas rápidamente, a veces necesitamos paciencia y perseverancia. Pero de todos modos podemos saber y estar seguros, de que Dios oye nuestras oraciones.

Ya vemos en algunos casos y en otros casos será realidad lo que dice exactamente el versículo 15: “Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.” Podemos saber con certeza que Él escucha y responderá a las solicitudes; podemos estar tan seguros como si ya lo hubiéramos recibido.

No olvidemos nunca que tenemos un Dios grande, poderoso, y nunca, nunca, nunca subestimar su poder o limitarlo.

Ahora, Juan menciona explícitamente en el versículo siguiente un ejemplo cuando nuestra oración no es contestada, o no puede ser contestada. El escribe en verso 16: „Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él.“

¡Qué extraño pasaje en la Biblia! Juan hace una distinción entre dos tipos de pecado. Él dice que hay pecado que no lleva a la muerte y pecado que sí lleva a la muerte.

Queridos hermanos y hermanas, ahora es muy importante que no saquemos este versículo fuera de su contexto de la intercesión. Lo que hace este pasaje de la Biblia tan difícil es, que Juan no explica cuál es el pecado que lleva a la muerte porque él trata aquí la cuestión de la intercesión. Si Juan ha escrito esto es así, debe entonces haber sido entendido por los receptores lo que significa el pecado de muerte.

Pero, ¿qué hemos de entender nosotros por esto? Si abrimos los comentarios, nos encontramos con puntos de vista muy diferentes, que nos enseña que siempre hay que tener mucho cuidado para no caer en la especulación. Algunos dicen que es blasfemia contra el Espíritu Santo, otros dicen que es apostasía, y hay varios otros puntos de vista etc.

Juan comenta, que hay pecado que lleva a la muerte, y que no escribe más sobre esto, muestra que él no trata este pecado en particular, sino solamente es un ejemplo. En tal caso no es necesario seguir orando (no digo que se ore por él), dice Juan casi al final, sabiendo, que esta oración no sería contestada por Dios. Personalmente creo, que ese es un caso excepcional hermanos. ¿Es necesario que conozcamos un caso especial hasta el último detalle y que busquemos una aguja en un pajar? Creo que no nos ayuda mucho. Pero ¿qué solución debo presentarles?

Tengo dos opciones. Puedo transmitirles mi punto de vista muy plausiblemente, sin embargo existe el riesgo de que yo pudiera estar equivocado. La otra opción es, que puedo simplemente dejarlo abierto y decirles honestamente que la Biblia no nos da una respuesta concluyente. Me decidí por esta segunda opción. Debido a las diversas explicaciones tengo más preguntas que respuestas.

Por lo tanto, como este pecado no es el tema principal aquí, no voy a especular sobre esta cuestión, pero voy a seguir el hilo rojo en el texto, a saber, que Dios oye nuestras oraciones.

El texto sigue siendo interesante, porque el tiempo del verbo “cometer un pecado” significa un estilo de vida, una conducta pecaminosa, una duración de una acción repetida. Al mismo tiempo vemos aquí que se trata de un “hermano”. Pero, ¿cómo se concilia esto?

La Biblia dice claramente, que un hijo de Dios no vive en el pecado y Juan nos ha enseñado esto muchas veces en su carta. Por ejemplo en 1 Juan 2:1 leemos: “Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen.” Juan escribe aquí explícitamente a sus queridos hijos, a personas entonces, que son nacidos de nuevo. A ellos dice, que no pequen, quiere decir que no viven en un estilo de vida pecaminoso. Después en capítulo 3:6 y 9 donde Juan nos enseña: “(6) Todo el que permanece en él, no practica el pecado. Todo el que practica el pecado, no lo ha visto ni lo ha conocido. (9) Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.” Vemos aquí también, que un hijo de Dios no vive en pecado. Y una tercera referencia para subrayar eso del capítulo 5 verso 18: “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo”. Un verdadero hijo de Dios, no comete pecado de forma rutinaria.

Por eso, debo asumir que Juan piensa aquí en un hermano, que no es nacido de nuevo. Un cristiano verdadero se muestra como alguien que vive justo, no vive en un patrón continuo de pecado y además es obediente a la Palabra. Ya sea que eres un hijo de Dios y vives de acuerdo a la palabra de Dios o no. Juan siempre ha marcado esta línea divisoria clara en su carta. Aquí, en este versículo, sospecho que él está pensando en una persona que asiste a la iglesia, pero que no es nacida de nuevo. Incluso en 1 Juan 2:11 y 3:15, donde se trata de odiar a un hermano, Juan usa esta palabra, pero al mismo tiempo dice que no es un hijo de Dios. En 1 Juan 2:11 leemos: “Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad.” Aquí Juan habla de dos personas de la iglesia y un hermano está odiando a otro hermano. Entonces dice claramente, que el “hermano” que odia a su hermano, no es hijo de Dios o con las palabras de Juan: está en la oscuridad”

Pero ahora, ¿cuál es nuestra tarea? Queremos hacer lo que dice el texto bíblico: “Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él”. Ora, ruega por esta persona, que vive en un estilo de vida pecaminoso. Este es el mensaje principal y la misión para nosotros en este versículo. Hemos visto en verso 14, que tenemos acceso libre a Dios y que podemos ir ante Él con libertad de expresión y con confianza. Este es el camino que queremos tomar y pedirle a Dios para que tenga misericordia de mi “hermano” y que le de arrepentimiento. Es muy difícil decir, sino casi imposible, cuando una persona ha cometido  pecado que lleva a la muerte y creo que es por eso que el texto no enseña una prohibición explícita. Probablemente es mejor dejar esta decisión a Dios, que conoce el corazón y orar por este hermano.

Si tú piensas en este sentido de nuestra iglesia, ¿quién pasa por tu cabeza? Puede ser que sepas, que esta persona vive en pecado. ¿Cuál es tu tarea? Juan nos ordena orar por él o ella. ¡Somos obedientes! ¿No quieres empezar orando por él o ella ahora y ser obediente a la palabra?

Hermanos, sabemos que ¡Dios oye nuestras oraciones! Además tenemos aquí una promesa muy alentadora. ¿Te has dado cuenta? La biblia dice: “ore por él y Dios le dará vida.” ¿Sirve entonces tu oración algo, si una persona recibirá vida? Personalmente creo, que Juan se refiere aquí a la vida eterna y en mi prédica hace tres domingos hemos visto, que tener la vida eterna es la mayor bendición posible para una persona en esta tierra. A través de nuestra oración, Dios dará vida a esta persona que vive todavía en pecado. Creo que está bien, que esta persona ya asiste a la iglesia, y aunque no es hijo de Dios todavía, puede llegar a ser un hijo de Dios un día, pero Juan nos pide orar por esta persona. ¿No queremos empezar a orar o seguir orando mucho más para estas personas, para que Dios les dé vida?

Me parece que la oración es como un salvavidas. Normalmente el salvavidas está colgado, hasta que alguien lo necesita, porque se está ahogando. Y si nos hemos dado cuenta de esta situación delicada, rápidamente lanzamos el salvavidas a esta persona para que ella no muera. ¿No es parecida también en lo espiritual? Alrededor de nosotros muchas personas están ahogándose y nosotros muy dudosamente usamos el salvavidas de la oración. Este verso me anima a orar de nuevo y con intensidad por personas que conocen el evangelio pero que no son hijos de Dios todavía, pero también para todos los demás. Tenemos la promesa que “Dios le dará vida”.

Hemos visto entonces en este verso, que puede haber personas incluso en la iglesia que se ponen una cascara y que aparecen como creyentes. Pero tarde o temprano se revelará que no son hijos de Dios. Por estas personas queremos orar. Pero me conmueve mucho también, que “Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él.” ¡Qué triste es eso y sobre todo será por aquellas personas que no han aceptado a Jesucristo como su Salvador y Señor! ¡No juguemos con la santidad de Dios!

Para que entendamos la seriedad de este tema, continua Juan en Verso 17: “Toda maldad es pecado”. Todo entonces, lo que no puede ser concordado con la justicia de Dios, es pecado. Juan no hace ninguna diferencia entre delitos menores y mayores, como lo encontramos en nuestra justicia. Los que no actúan de acuerdo a la ley de Dios, cometen pecado. A la luz de la santidad de Dios, cualquier injusticia es pecado y en Romanos 6:23 el Apóstol Pablo nos enseña claramente: “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”

Veo en mi mente, como Juan con su dedo índice nos detiene y dice: Dios no puede ser burlado, lo que siembras, cosecharás. No tengas la impresión de que Dios no se toma en serio los "pequeños" pecados en tu vida. “Toda maldad es pecado”. No nos olvidemos de esto. Debemos mantener la sensación nítida y clara por la iniquidad y la abominación de toda la injusticia y no tomar la injusticia a la ligera, porque la Palabra nos enseña aquí, que la paga del pecado es muerto. Quiero explicarles este versículo de Romanos 6:23 con la siguiente gráfica.

Nosotros todos nos damos cuenta, que hemos pecado y por eso muestra aquí eso con esta mochila ploma. Al otro lado tenemos la dádiva, el regalo de Dios, la vida eterna. Pero el pecado nos separa de Dios. La Biblia dice aquí, que la paga del pecado es muerte. Pero Jesucristo puede poner un fin a esta línea de muerte, porque murió para todos nosotros en la cruz. Todos aquellos que confiesan sus pecados y aceptan a Jesucristo como su único Salvador y Señor, les serán perdonados sus pecados y por eso no hay nada más que nos separa de Dios. Además Jesucristo nos da este regalo de la vida eterna.

Estas buenas noticias trae también Juan en la segunda parte de este versículo, cuando escribe: “pero hay pecado que no lleva a la muerte.” Esta afirmación no debe hacernos descuidados, pero sorprendido y agradecido. Hermano, hermana, ¿cuándo hay pecado que no lleva a la muerte? Jesús dice en Juan 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera” o como Juan nos enseña en esta carta, el segundo capítulo: “Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo” (1 Jn. 2:1).

Jesús es la vida, y el que cree en Él, confía en Él, se abre a Él, se rinde a Él, acepta su salvación y le invita a entrar en su corazón, vivirá. Jesús puede poner fin a esta línea de la muerte. Esto es gracia. Y porque Él vive, nosotros vivimos; vivimos para siempre.

Conclusión

Para terminar, quiero concluir con un resumen. Hoy hemos recordado que Dios oye nuestra oración y que como hijos de Dios tenemos acceso libre a Dios. Tenemos el gran privilegio de poder abrir nuestros corazones plenamente delante de Dios. Todos sus hijos, que creen en Jesucristo, tenemos la promesa, de que Dios nos oye y responderá a nuestras peticiones, si están bajo la voluntad de Dios.

Me alegro mucho, que hay personas que están usando la lista de oraciones de las cuales sabemos, que están de acuerdo con la voluntad de Dios y por eso Él responderá.

Hemos reflexionado sobre esta expresión del pecado que lleva a la muerte. Como no podemos saber exactamente, que significa este pecado y por eso lo hemos dejado abierto. Si vemos un hermano que vive en pecado, sabemos cuál es nuestra tarea. Dios quiere que oremos por él para que Dios le dé vida. ¡Qué promesa! Hermanos, Dios oye nuestra oración. Eso se aplica en el caso, de que esta persona no cometió un pecado que lleva a la muerte. En el otro caso, Dios no responderá a nuestra oración y por eso Juan no nos ordenó orar por él.

Dios es santo y toda injusticia es pecado, pero gracias a Jesucristo, nuestros pecados pueden ser perdonados, si nos acercamos a Dios y le confesamos nuestros pecados y le invitamos a entrar y gobernar nuestras vidas. Todas las personas que han aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador han recibido el regalo de la vida eterna y por eso nuestros pecados están perdonados y no nos llevan a la muerte. Dios es vida y Él quiere que todos tengamos esta vida eterna.


32 años web s

Horario de Reuniones

 

Domingo 

Culto Dominical

  • Hrs. 9:00 a 11:30
  • Hrs. 10:30 a 12:30

Martes

Reunión de Mujeres

  • Hrs. 17:00 a 18:30

Oración y Estudio Bíblico

  • Hrs. 19:30 a 21:00

Miércoles 

Reunión de Varones

  • Hrs. 19:30 a 21:00

Jueves

Oración y Estudio Bíblico

  • Hrs: 19:30 a 21:00

Sábado 

Oración

  • Hrs: 17:00 a 19:00

Club OANSA (Niños) 

  • Hrs: 14:30 a 17:00

Reunión de Jóvenes

  • Hrs: 17:00 a 19:00

Reunión de Jóvenes mayores

  • Hrs: 19:00 a 21:00