PERSONAS JUNTO A LA CRUZ  (MATEO 27:54-56) 

EL CENTURIÓN. 27: 54. Todo el proceso de la crucifixión  con la majestuosa presencia del Crucificado, sus peticiones de perdón hacia los verdugos, el afecto entrañable para con su madre ocupándose de ella en una situación de sufrimiento indecible, el diálogo con uno de los salteadores prometiéndole estar con Él aquel día en el Paraíso, las horas de tinieblas, el silencio del Señor en ellas, el fuerte grito entregando su espíritu, la conmoción con el terremoto, las piedras hendidas y los sepulcros abiertos, tuvieron que causar un temor sobrenatural en el centurión y los que estaban con él. Además, Jesús había muerto llamando su Padre a Dios. La conclusión lógica era que allí se había cometido un grave delito y que el Señor era lo que había afirmado ser: Hijo de Dios.

Un centurión era un soldado romano que comandaba a 100 hombres. Era aguerrido y endurecido en muchas batallas.

Es muy posible que el centurión, no siendo judío, no tuviese su corazón endurecido contra Jesús, como lo tenían los líderes de la nación. La tradición dice que el centurión fue más tarde convertido a Cristo. ¿Y tú corazón cómo es? Mt 10:32-33.

Lucas dice que la multitud quedó afectada por lo sucedido y se retiraban del lugar “golpeándose el pecho” Lc 23:48. Era una manifestación de reconocimiento del delito cometido. Tal vez decían “¡Nosotros hicimos esto! ¡Nosotros matamos al Justo!” y ciertamente lo habían hecho (Hch 2:36).

Aquellos que habían venido a burlarse de Jesús crucificado, se retiran burlados ellos mismos por sus propias conciencias acusadoras.

¿Te diste cuenta que Jesucristo murió por ti? Si sólo tú hubieses existido, Jesucristo igual hubiese muerto por ti.

¿Quién es Jesucristo para ti? ¿Es una religión? Si él es tu Señor, tienes que obedecerlo. No hay otra posibilidad, Lc 6:46.

 

LAS MUJERES MIRANDO DE LEJOS. 27: 55-56.

Además de la presencia de los enemigos de Jesús y de los soldados que llevaron a cabo la crucifixión y custodia del Señor, había permanecido desde el principio un grupo  formado por mujeres. Probablemente estaban lejos al principio y se acercaron cuando se dieron cuenta que los soldados no les harían daño.

El grupo estaba formado por mujeres que habían seguido fielmente al Señor desde Galilea,    Después de seguirle desde un sitio tan distante, estaban cerca de Él en el momento de la Cruz.

Aquellas mujeres estaban comprometidas con el ministerio del Señor sirviéndole, inclusive con el ofrendarle los recursos económicos que necesitaba para el ministerio, Lc 8:2-3; Mr 15:40-41. (Hablar al respecto.)

Este grupo que estaba lo mas cerca posible de la Cruz, estaban mirando, observando cuidadosamente todo lo que ocurría allí. Ya no podían prestarle ningún servicio, pero podían mostrarle su amor con su presencia y con sus miradas. Podemos suponer que habría mucho dolor, tristeza y lágrimas entre ellas.

La intensidad del sufrimiento del Salvador, la desnudez en que se encontraba, las burlas y ofensas conque le insultaban, la oscuridad y finalmente la muerte, debieron haber producido un impacto imborrable en el corazón de aquellas fieles mujeres, que siendo las únicas de sus amigos que vieron su muerte, serían también las primeras en saber de su resurrección.

Mateo no menciona a María la madre de Jesús, pero sí la cita Juan (Jn 19:25).

Sin duda que ella estuvo presente cerca de la cruz, por cuanto el mismo Señor la encomendó a su discípulo Juan (19:26-27) quien desde el momento en que el Señor la entregó a su cuidado, la recibió en su casa.

Mientras los apóstoles se escaparon y ocultaron, la fe basada en el amor de estas mujeres les hacía permanecer cerca de la Cruz.

¿Permaneces junto a la cruz, o llevas tu cruz, Lc 9:23? ¿Estás andando con el Señor a través de la obediencia?

Es interesante notar la nueva dimensión que la mujer alcanza desde el principio del ministerio de Jesús.

El Señor habló con mujeres pecadoras, cosa impensable en aquella sociedad. (Jn 4: 7-27;

8: 10-11).

La mujer en tiempos de Jesús, ocupaba un segundo lugar en el servicio religioso, separadas de los hombres en las sinagogas. Con Cristo cambia el panorama, eliminando para ellas cualquier barrera social que las distanciase de Él. Este es el resultado de la presencia especialmente de mujeres alrededor de la Cruz.

Desde el principio de la creación en Gn 1:27, Dios ve a hombres y mujeres como creados igualmente a imagen de Dios. Por consiguiente, hombres y mujeres tienen igual valor ante Dios, y debemos verlos como teniendo valor absolutamente igual como personas, e igual valor para la iglesia. Es más, las Escrituras aseguran que hombres y mujeres tienen igual acceso a todas las bendiciones de la salvación, Hch 2:17-18; Ga 3:28. Esto se afirma en forma impresionante en la alta dignidad y respeto que Jesús concedió en su ministerio terrenal a las mujeres.

En la resurrección las buenas nuevas serán encomendadas a las mujeres que anunciarían el acontecimiento a los mismos apóstoles.

Luego en el tiempo entre la ascensión de Jesús y el descenso del Espíritu, las mujeres se reunían para orar con los apóstoles y los hermanos del Señor Hch 1:14; 2:1, participando,   en la oración colectiva como lo muestra la estructura gramatical del texto vinculando a cada uno de los grupos allí descritos con la acción de orar.

Después, pasando el tiempo, las mujeres colaboraron con Pablo en la evangelización y establecimiento de la iglesia en Filipos (Fil 4:3). De la misma manera participaban en el culto público en Corinto (1 Co 11:5). También ejercían el oficio de diaconisa, como los hombres el de diácono, en las iglesias apostólicas (Ro 16:1).

En la iglesia a partir del siglo II, un espíritu misógino hizo que   la mujer fuese relegada a un segundo plano que nunca estuvo, ni en el pensamiento de Cristo, ni en el de los apóstoles.

Las iglesias evangélicas a menudo no han reconocido la plena igualdad de hombres y mujeres, y por consiguiente no han considerado a las mujeres iguales en valor a los hombres. El resultado ha sido que no se ha reconocido que Dios a menudo les da a las mujeres dones espirituales iguales o mayores que a los hombres, que no se ha animado a las mujeres a tener participación completa y libre en los varios ministerios de la iglesia, y que no se ha tomado plenamente en cuenta la sabiduría que Dios les ha dado a las mujeres respecto a importantes decisiones en la vida de la iglesia.

Pero, ¿qué de los textos tales como 1Ti 2:11-12 y 1Co 14:34-35?

Este tema lo veremos el próximo domingo.