EL ANTICRISTO, LOS ANTICRISTOS Y LA IGLESIA
(2ª parte)
1 Juan 2:18-27
2. Los anticristos, 1Jn 2:18-19, 27. Son la multitud de personas e instituciones que han participado y participan del carácter moral del anticristo mientras niegan al Padre y al Hijo y se oponen a la verdad engañando a los hombres.
Son falsos maestros que enseñan doctrina falsa, Mt 24:24; Mr 13:22; 2P2:1-3.
Los anticristos obran por un principio de maldad encarnado en los hombres que son enemigos de Dios y se oponen a su obra y voluntad.
Son lobos vestidos de ovejas, Mt 7:15; Hch 20:27-32.
Todos los que niegan la Persona o alguno de los atributos de Cristo son anticristos y mentirosos, Jn 8:43-45; y al negar al Hijo, niegan también al Padre, y no tienen parte con él porque rechazan su gran salvación. La obediencia a la Palabra de Dios nos guardará de ser seducidos por estos anticristos.
Los anticristos salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de
nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no
todos son de nosotros. No se refiere a que salieron de una iglesia local y se fueron a otra; no, son los que conociendo la verdad se vuelven enemigos de la verdad.
El principio anticristiano aparecía entonces, como ahora, en los hombres malos y en las enseñanzas y escritos malos que son doctrinas de demonios originados en espíritus engañadores.
3. La verdadera iglesia, 1Jn 2:20, 27.
La Iglesia no sabe bien quiénes son sus miembros verdaderos, ni quienes no lo son, pero así se prueba a los verdaderos cristianos que se hacen más vigilantes y humildes, 1Co 11:19. Todos los que son ungidos por el Espíritu Santo son los verdaderos hijos de Dios.
Todos los cristianos tenemos el Espíritu Santo ¡Él es el que nos convierte en Hijos de Dios! (Hch 10:45; Ro 5:5; 8:9; 2Co 1:22; Ga 4:6; Ef 1:13-14, etc.)
El Espíritu Santo es el que nos enseña todas las cosas, Jn 14: 26; 15:26; 16:13-15.
Por eso dice el apóstol que conocemos todas las cosas necesarias para obrar correctamente contra las seducciones y trampas del Anticristo y también para la vida cristiana y la santidad.
Las mentiras más grandes y perjudiciales que difunde el padre de mentira en el mundo suelen ser falsedades y errores relativos a la persona de Cristo. Sólo la unción del Santo puede guardarnos de los engaños.
Tengamos lástima y oremos por los que niegan la deidad de Cristo o su expiación y la obra de nueva creación que hace el Espíritu Santo; pero rechacemos la doctrina anticristiana y guardémonos de ellos protegidos por la Palabra de Dios, Hch 20:29-32. Por eso Juan dice “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.” ¡Nunca debemos apartarnos de la Palabra de Dios!
Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Nunca debemos apartarnos del verdadero evangelio, Ga 1:6-9.
Entonces, confesemos a Cristo como nuestro Señor Dios y único Salvador, Mt 10:32-33.