EL ROL DE LA MUJER EN LA IGLESIA

 

 

Es interesante notar la nueva dimensión que la mujer alcanza desde el principio del ministerio de Jesús.

1.-     La mujer en la Creación. Gn 1:26-28.

- Dios creó tanto al varón como a la mujer a su imagen y semejanza.

- La mujer fue tomada del hombre (2:21). Hueso de sus huesos, carne de su carne.

- Ambos deberían señorear, gobernar:

En los animales terrestres, acuáticos, reptiles y las aves.

Los bendijo a ambos.

Les dio la tarea de reproducirse y llenar la Tierra.

Todo lo que Dios hizo fue bueno en gran manera.

Por consiguiente, hombres y mujeres tienen igual valor ante Dios, y debemos verlos como teniendo valor absolutamente igual como personas, e igual valor para la iglesia. 

 

2.      La mujer en la caída. Gn 3:1-24.

- La serpiente tienta a Eva, no a su marido.

- Eva es engañada, no Adán, 1Ti 2:13-14; 2Co 11:3.

- Como consecuencia, Eva queda sujeta a voluntad de su marido, 3:16.

Debido a la sensibilidad de la mujer, ésta puede ser engañada más fácilmente 

- Ambos son echados fuera del huerto del Edén, 3:22-24.

- Adán es el responsable de la entrada del pecado en el mundo, Ro 5:12(-20)

 

3.      El gobierno del Espíritu Santo en el matrimonio. Ef 5:18-24, 33.

- Ambos se someten el uno al otro.

- Las solteras están sujetas a sus padres, en el Señor, Ef 6: 1-3; Gn 31:43.

- La mujer (esposa) está sujeta a su marido, Ef 5:22-24, ya no a su padre. Cf paganos, Jue 15:1-2.

Todo esto es para la protección de la mujer, 1P3:7.

4.      El Señor Jesucristo y las mujeres.

El Señor habló con mujeres pecadoras, cosa impensable en aquella sociedad. (Jn 4: 7-27;

8: 10-11).

La mujer en tiempos de Jesús, ocupaba un segundo lugar en el servicio religioso, separadas de los hombres en las sinagogas. Con Cristo cambia el panorama, eliminando para ellas cualquier barrera social que las distanciase de Él. Este es el resultado de la presencia especialmente de mujeres alrededor de la Cruz.

Es más, las Escrituras aseguran que hombres y mujeres tienen igual acceso a todas las bendiciones de la salvación, Hch 2:17-18; Ga 3:28. Esto se afirma en forma impresionante en la alta dignidad y respeto que Jesús concedió en su ministerio terrenal a las mujeres.

En la resurrección las buenas nuevas serán encomendadas a las mujeres que anunciarían el acontecimiento a los mismos apóstoles.

 

Luego en el tiempo entre la ascensión de Jesús y el descenso del Espíritu, las mujeres se reunían para orar conjuntamente con los apóstoles y los hermanos del Señor Hch 1:14; 2:1.

 

5.         Las mujeres en la iglesia apostólica. Pasando el tiempo, las mujeres colaboraron con Pablo en la evangelización y establecimiento de la iglesia en Filipos, Fil 4:3. De la misma manera participaban en el culto público en Corinto, 1 Co 11:5. También ejercían el oficio de diaconisa, como los hombres el de diácono, en las iglesias apostólicas Ro 16:1.

 

6.         La mujer relegada. En la iglesia a partir del siglo II, un espíritu misógino hizo que   la mujer fuese relegada a un segundo plano que nunca estuvo, ni en el pensamiento de Cristo, ni en el de los apóstoles.

Las iglesias evangélicas a menudo no han reconocido la plena igualdad de hombres y mujeres, y por consiguiente no han considerado a las mujeres iguales en valor a los hombres. El resultado ha sido que no se ha reconocido que Dios a menudo les da a las mujeres dones espirituales iguales o mayores que a los hombres, que no se ha animado a las mujeres a tener participación completa y libre en los varios ministerios de la iglesia, y que no se ha tomado plenamente en cuenta la sabiduría que Dios les ha dado a las mujeres respecto a importantes decisiones en la vida de la iglesia.

 

7.      “No permito a la mujer enseñar”. Pero, ¿qué de los textos tales como 1Ti 2:11-12 y 1Co 14:34-35?

En las Sagradas Escrituras, hay dos palabras que el Espíritu Santo utiliza en Griego para designar a la mujer. La palabra utilizada más de 200 veces es gune. Aproximadamente la mitad, más o menos, se refiere a una mujer, sin distinguir si es soltera o casada, y la otra mitad se refiere a esposa o a casada. Por lo tanto, sin forzar el texto griego, se puede traducir la palabra gune como esposa o mujer. Ej: Mt 1:6, 20, 24; 5:28, 32; 9:20; 11:11; 14:3, etc., etc.

Por lo tanto, en textos como 1Ti 2:11-12 y 1Co 14:34-35, se puede traducir como esposa, que da un sentido acorde con toda la Escritura. (Por sí acaso, el hombre también debe aprender en silencio.)

Cuando el Señor quiere decir mujer como género, como mujer en cuanto a sexo se refiere, usa la palabra delus, Mt 19:4; Mr 10:6; Ro 1:26-27; Ga 3:28.

Si Dios hubiese querido prohibir a toda mujer que hablase o enseñase, hubiese utilizado la palabra delus. ¡Dios nunca se equivoca, es Perfecto!

Dios ha dado dones tanto a hombres como a mujeres. Todos somos sacerdotes para Dios, hombres y mujeres. La mujer no es una hija de segunda clase de Dios.

Hermana, usa los dones y talentos que Dios te dio para edificar Su Iglesia y para bendecir y edificar a tus hermanos.

 

PERSONAS JUNTO A LA CRUZ  (MATEO 27:54-56) 

EL CENTURIÓN. 27: 54. Todo el proceso de la crucifixión  con la majestuosa presencia del Crucificado, sus peticiones de perdón hacia los verdugos, el afecto entrañable para con su madre ocupándose de ella en una situación de sufrimiento indecible, el diálogo con uno de los salteadores prometiéndole estar con Él aquel día en el Paraíso, las horas de tinieblas, el silencio del Señor en ellas, el fuerte grito entregando su espíritu, la conmoción con el terremoto, las piedras hendidas y los sepulcros abiertos, tuvieron que causar un temor sobrenatural en el centurión y los que estaban con él. Además, Jesús había muerto llamando su Padre a Dios. La conclusión lógica era que allí se había cometido un grave delito y que el Señor era lo que había afirmado ser: Hijo de Dios.

Un centurión era un soldado romano que comandaba a 100 hombres. Era aguerrido y endurecido en muchas batallas.

Es muy posible que el centurión, no siendo judío, no tuviese su corazón endurecido contra Jesús, como lo tenían los líderes de la nación. La tradición dice que el centurión fue más tarde convertido a Cristo. ¿Y tú corazón cómo es? Mt 10:32-33.

Lucas dice que la multitud quedó afectada por lo sucedido y se retiraban del lugar “golpeándose el pecho” Lc 23:48. Era una manifestación de reconocimiento del delito cometido. Tal vez decían “¡Nosotros hicimos esto! ¡Nosotros matamos al Justo!” y ciertamente lo habían hecho (Hch 2:36).

Aquellos que habían venido a burlarse de Jesús crucificado, se retiran burlados ellos mismos por sus propias conciencias acusadoras.

¿Te diste cuenta que Jesucristo murió por ti? Si sólo tú hubieses existido, Jesucristo igual hubiese muerto por ti.

¿Quién es Jesucristo para ti? ¿Es una religión? Si él es tu Señor, tienes que obedecerlo. No hay otra posibilidad, Lc 6:46.

 

LAS MUJERES MIRANDO DE LEJOS. 27: 55-56.

Además de la presencia de los enemigos de Jesús y de los soldados que llevaron a cabo la crucifixión y custodia del Señor, había permanecido desde el principio un grupo  formado por mujeres. Probablemente estaban lejos al principio y se acercaron cuando se dieron cuenta que los soldados no les harían daño.

El grupo estaba formado por mujeres que habían seguido fielmente al Señor desde Galilea,    Después de seguirle desde un sitio tan distante, estaban cerca de Él en el momento de la Cruz.

Aquellas mujeres estaban comprometidas con el ministerio del Señor sirviéndole, inclusive con el ofrendarle los recursos económicos que necesitaba para el ministerio, Lc 8:2-3; Mr 15:40-41. (Hablar al respecto.)

Este grupo que estaba lo mas cerca posible de la Cruz, estaban mirando, observando cuidadosamente todo lo que ocurría allí. Ya no podían prestarle ningún servicio, pero podían mostrarle su amor con su presencia y con sus miradas. Podemos suponer que habría mucho dolor, tristeza y lágrimas entre ellas.

La intensidad del sufrimiento del Salvador, la desnudez en que se encontraba, las burlas y ofensas conque le insultaban, la oscuridad y finalmente la muerte, debieron haber producido un impacto imborrable en el corazón de aquellas fieles mujeres, que siendo las únicas de sus amigos que vieron su muerte, serían también las primeras en saber de su resurrección.

Mateo no menciona a María la madre de Jesús, pero sí la cita Juan (Jn 19:25).

Sin duda que ella estuvo presente cerca de la cruz, por cuanto el mismo Señor la encomendó a su discípulo Juan (19:26-27) quien desde el momento en que el Señor la entregó a su cuidado, la recibió en su casa.

Mientras los apóstoles se escaparon y ocultaron, la fe basada en el amor de estas mujeres les hacía permanecer cerca de la Cruz.

¿Permaneces junto a la cruz, o llevas tu cruz, Lc 9:23? ¿Estás andando con el Señor a través de la obediencia?

Es interesante notar la nueva dimensión que la mujer alcanza desde el principio del ministerio de Jesús.

El Señor habló con mujeres pecadoras, cosa impensable en aquella sociedad. (Jn 4: 7-27;

8: 10-11).

La mujer en tiempos de Jesús, ocupaba un segundo lugar en el servicio religioso, separadas de los hombres en las sinagogas. Con Cristo cambia el panorama, eliminando para ellas cualquier barrera social que las distanciase de Él. Este es el resultado de la presencia especialmente de mujeres alrededor de la Cruz.

Desde el principio de la creación en Gn 1:27, Dios ve a hombres y mujeres como creados igualmente a imagen de Dios. Por consiguiente, hombres y mujeres tienen igual valor ante Dios, y debemos verlos como teniendo valor absolutamente igual como personas, e igual valor para la iglesia. Es más, las Escrituras aseguran que hombres y mujeres tienen igual acceso a todas las bendiciones de la salvación, Hch 2:17-18; Ga 3:28. Esto se afirma en forma impresionante en la alta dignidad y respeto que Jesús concedió en su ministerio terrenal a las mujeres.

En la resurrección las buenas nuevas serán encomendadas a las mujeres que anunciarían el acontecimiento a los mismos apóstoles.

Luego en el tiempo entre la ascensión de Jesús y el descenso del Espíritu, las mujeres se reunían para orar con los apóstoles y los hermanos del Señor Hch 1:14; 2:1, participando,   en la oración colectiva como lo muestra la estructura gramatical del texto vinculando a cada uno de los grupos allí descritos con la acción de orar.

Después, pasando el tiempo, las mujeres colaboraron con Pablo en la evangelización y establecimiento de la iglesia en Filipos (Fil 4:3). De la misma manera participaban en el culto público en Corinto (1 Co 11:5). También ejercían el oficio de diaconisa, como los hombres el de diácono, en las iglesias apostólicas (Ro 16:1).

En la iglesia a partir del siglo II, un espíritu misógino hizo que   la mujer fuese relegada a un segundo plano que nunca estuvo, ni en el pensamiento de Cristo, ni en el de los apóstoles.

Las iglesias evangélicas a menudo no han reconocido la plena igualdad de hombres y mujeres, y por consiguiente no han considerado a las mujeres iguales en valor a los hombres. El resultado ha sido que no se ha reconocido que Dios a menudo les da a las mujeres dones espirituales iguales o mayores que a los hombres, que no se ha animado a las mujeres a tener participación completa y libre en los varios ministerios de la iglesia, y que no se ha tomado plenamente en cuenta la sabiduría que Dios les ha dado a las mujeres respecto a importantes decisiones en la vida de la iglesia.

Pero, ¿qué de los textos tales como 1Ti 2:11-12 y 1Co 14:34-35?

Este tema lo veremos el próximo domingo.

 

SUCESOS LIGADOS A LA MUERTE DE JESÚS

I.       LA ROTURA DEL VELO Y LAS PIEDRAS PARTIDAS. Mt 27: 51

El velo. Ex 26:31-33; Lv 16:1-2. Este velo impedía la entrada en el lugar santísimo.

Cuando se rasgó el velo esto significó el fin del sistema de la ley; ahora el camino a Dios estaba abierto. Había un acceso directo al Padre a todos los que llegan a él por la fe en su Hijo, He 10:19-22.

El velo denso y bordado sería, prácticamente imposible de ser rasgado. Sin embargo, Mateo dice que en el momento de la muerte del Señor, aquel pesado velo se rasgó totalmente, dividiéndose en dos partes. Lo interesante de todo esto es que el rasgado se hizo de arriba abajo. Sólo Dios mismo pudo hacer aquello. Esta era una manifestación del libre acceso de todos los creyentes a Dios por medio de Jesucristo. Ya no había, en adelante, más separación establecida en la Ley, porque había sido resuelta en la muerte del Salvador, He 4:16.

El Lugar Santísimo, donde en figura estaba el trono de Dios, no era un lugar de gracia,   sino de juicio; es decir, nadie podía entrar en Él, sin que muriese (Lv 16:2). El escritor a los Hebreos habla de un trono de gracia, tal es el cambio operado por la obra de Jesús. El   creyente no solo puede acercarse, sino que se le exhorta a hacerlo.

II. EL TEMBLOR Y LAS PIEDRAS PARTIDAS.

El segundo incidente en la muerte del Señor fue el temblor de la tierra, las piedras que se parten y los sepulcros que se abren. En la muerte del Autor de la vida, la conmoción cósmica se produjo. La tierra tembló bajo el peso del tremendo pecado hecho directamente contra Dios. La muerte del Salvador tiene un significado universal que afecta también a la creación. La misma creación que gime ahora esperando la manifestación de los hijos de Dios, dará paso a una nueva creación sin pecado, sólo posible a causa de la muerte del Hijo de Dios. Sin duda aquel terremoto, inmediatamente a la voz del Señor que entregaba su espíritu debió causar conmoción a todos los que habían estado cerca de la cruz.

¿Tú te emocionas y conmueves con Jesús? Cuando Jesús entró en Jerusalén fue alabado por sus discípulos, entonces…Lc 19:39-40. ¿Vas a dejar que las piedras alaben al Señor debido a que tú callas?

III. LOS SEPULCROS ABIERTOS Y LA RESURRECCIÓN DE SANTOS. v 52-53.

Probablemente el terremoto que partió las piedras, abrió también algunos sepulcros donde estaban enterrados algunos que Mateo llama santos, en sentido de creyente, fieles a Dios.

La interpretación de este texto es difícil, por eso hay variadas opiniones.

¿Quienes fueron los que resucitaron? ¿Fue una resurrección temporal, como la de Lázaro, volviendo luego a los sepulcros o fue una resurrección definitiva? Es inútil tratar de resolver los problemas que esto plantea.

Esta resurrección es una de las señales que el Mateo registra, como manifestaciones que apuntaba al significado de la muerte del bendito Salvador.

La muerte para el creyente se describe como sueño, en sentido de descanso del cuerpo, no de inconsciencia que no permita disfrutar de la presencia del Señor (Fil 1:23); el sepulcro es el lecho del descanso, de ahí que el nombre dado al cementerio, equivale a dormitorio. De ese descanso del cuerpo fueron despertados por el poder del Señor Jesús. ¿Quienes eran? En esto hay también diferentes opiniones. ¿Santos del antiguo pacto? ¿Patriarcas, que esperaban el día del Señor saludándolo de lejos? ¿Seguidores de Jesús que habrían muerto antes de la muerte de Jesús? ¿Profetas que fueron muertos en Jerusalén?

No es posible establecer más de lo que afirma el texto bíblico, que eran santos. 

Es imposible establecer una interpretación absoluta. De todos modos se trataba de cuerpos mortales, físicos que fueron a Jerusalén y aparecieron a muchos.

Hay verdades claramente reveladas: a) Se trata de una verdadera resurrección y no de apariciones de cadáveres y mucho menos de espíritus que, de algún modo, se hicieron visibles. b) El acontecimiento tuvo lugar después de la resurrección de Él”.

c) Se aparecieron a muchos.  Sin duda estamos aquí en la necesidad de aplicar el texto de Moisés: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” (Dt 29:29).

Será bueno dejar las especulaciones de algo que Dios no revela en su Palabra.

Lo indudable es que esa resurrección, cualquiera y como quiera que sea, es señal de la victoria de Jesús sobre la muerte y de la liberación de los que le esperaban en el seno de Abraham.

¿Por qué fue necesaria la resurrección de los muertos?  El apóstol Pablo revela un  orden de resurrecciones que Dios ha establecido para la resurrección de entre los muertos, que comprende diversos momentos y distintos grupos, 1Co 15:20-23. El primero en el orden de resurrección es Cristo, las primicias. El término primicias, lleva el pensamiento inmediatamente a la fiesta anual en la que se presentaba a Dios el primer manojo de frutos que anticipaba la cosecha, Lv 23:9-11. Es notable que no se aparecieran hasta después de la resurrección para dar una mayor fuerza al programa de resurrecciones en el primer nivel, las primicias. En ese sentido Jesús es la segura esperanza de resurrección de los creyentes, pero ya se ha permitido vislumbrar lo que será la gran cosecha de resucitados como consecuencia de la muerte del Señor. Jesús estaría presentando delante del Padre la muestra de lo que será un día la gran resurrección de los santos en Cristo Jesús.

¿Sufres enfermedad, dolor u otra cosa terrible en este mundo? Tengo muy buenas noticias: Dios no ha terminado su obra en ti. 1Ts 4:13-18. En la resurrección no habrá más muerte ni dolor. ¡¡Aleluya!!

 

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